Rescatando un pasado olvidado: San Pedro de la Bendita

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Entre los actuales pobladores de la parroquia rural de San Pedro de la Bendita de la jurisdicción cantonal de Catamayo, es común que se comente de un lugar al que se conoce como “Pueblo Viejo”, y que afirman fue el sitio en donde se encontraba el “Antiguo San Pedro”. En la búsqueda de información documental temprana, se pudo comprobar que efectivamente el sitio actual en donde se ubica el centro poblado de la cabecera parroquial, no fue el asentamiento original, y que, a más del sector antes comentado por la población, existió otro lugar que constituyó el primer asentamiento del Pueblo de San Pedro de la Bendita de la Provincia de Ambocas.

Un antiquísimo expediente caracterizado por varias fojas, relata la petición dirigida al Juez Privativo de Tierras por el “Cacique Agustín Trujillo y demás de la comunidad de indios del pueblo de San Pedro de la Bendita”, representados por el Agente Fiscal que hace de Protector de Naturales, con el objeto de solicitar Escrituras. Un documento que data del año MIL SEISCIENTOS CUATRO, constituye la Escritura de venta de sus tierras (en las colonias españolas en América, las tierras se consideraban del Rey) que la corona ibérica hace al Cacique de San Pedro de la Bendita y demás consortes de su Comunidad. El valor pagado por la enajenación consistió en doscientos pesos y dos libras de oro al contado. Por su importancia, se cita el contenido exacto: “En la Capital de Quito a los doce días del mes de Julio del año de mil seiscientos y cuatro años. Ante mí Bernardino de Peralta Escribano Público de Cabildo y de su Majestad pareció presente el Rey y dijo: que teniendo a bien que este pueblo denominado San Pedro de la Bendita quede como vendido al Cacique Agustín Trujillo y demás consortes de su Comunidad lo vende y da en venta real y en perpetua enajenación el dicho pueblo de San Pedro de la Bendita a los mencionados Indios para que lo gocen, posean como cosa suya habida y adquirida con justo y legítimo título cual es esta escritura de venta que les doy como Rey del Distrito por haber satisfecho su importe que es legítimo y justo. Esta venta la hago en doscientos pesos y dos libras de oro, todo de contado, que el referido Cacique y sus consortes han entregado al Rey su Majestad en esta Capital de Quito. Y por tanto el Alcalde ha mandado extender esta escritura de dicho pueblo de San Pedro. Y como tal lo vende con todas sus entradas y salidas, usos, costumbres, derechos y servidumbres bajo los linderos siguientes. Linda por la parte de arriba con la Cordillera llamada Llindishapa y sigue cordillera arriba a dar a un bosque llamado Yanarrumi y sigue cordillera arriba a dar con una cordillera de unas sanjas llamada Dushi, sigue a la cordillera a dar con los linderos del Pueblo del Cisne y baja por una quebrada de agua llamada el Naranjillo, sigue aguas abajo a dar con un río llamado el Guayabal y sigue aguas…” Anexo al documento, se encuentra la siguiente condición para la venta: “Esta escritura se les da con la advertencia de que bajen el Pueblo del cerro y hagan en el punto denominado Sayasaya en las cabeceras de Toqueros y de Puyungo, en donde haya agua, y si no lo hacen así se les multará en doscientos pesos”.

La condición de que “(…) bajen el Pueblo del cerro y hagan en el punto denominado Sayasaya en las cabeceras de Toqueros y Puyungo…” orientó para determinar que el sitio conocido como “Pueblo Viejo” por los actuales habitantes de San Pedro, corresponde a “Sayasaya”, es decir el segundo asentamiento poblacional de este legendario pueblo. Pero un expediente litigioso del año 1744 entre las Haciendas de Chiguango y Guayquichuma, menciona un documento de Posesión que a su vez data de 1724, en donde textualmente se cita al “Pueblo Viejo de San Pedro de Amboca”. Se visitó el sitio, y se comprobó algunos vestigios de dicho asentamiento en las partes altas de lo que hoy se conoce simplemente como “Pueblo Viejo” en el sector de Chiguango de la parroquia rural de Guayquichuma del cantón Catamayo. De lo relatado, se colige que el primer asentamiento poblacional de San Pedro de la Bendita (de la provincia de Ambocas) estuvo localizado en este último sitio; posteriormente por la condición establecida en la Escritura, bajarían a Sayasaya.

La breve Historia, no termina allí. Otro expediente sobre Composición de Tierras de 1786, da fe sobre la llegada del Visitador Diego Zorrilla en 1618 para reducir varios pueblos indígenas a un solo sitio. Particularmente, se cita la “ (…) gran mortandad, y consumo, y asolamiento como se ha visto, y experimentado en los Indios del Pueblo de San Pedro de la misma Provincia de Amboca que por haberlo mudado de temple alto y frío a temple caliente y bajo, semejante al de Gonzavalle, se han muerto y consumido los indios que casi no hay ningunos…”. Este documento, sirve para entender que el segundo asentamiento en Sayasaya no duró mucho tiempo (14 o 15 años), pues la visita del Oidor de la Real Audiencia de Quito Diego Zorrilla obligaría a los habitantes de San Pedro a trasladarse al sitio en donde actualmente se encuentra la cabecera parroquial, y por las condiciones ecológicas adversas de aquel entonces, la población originaría casi desaparecería del mapa.

En 1856, otro expediente de litigios de tierras indica que la Comunidad de Indígenas de San Pedro no había desaparecido por completo, pues son protagonistas de un juicio de apeo y deslinde contra Agustín Riofrío y Valdivieso por sus Haciendas “Alamala” y “Guayabal”. Aunque resta numerosa documentación por estudiar, no se descarta que el sitio para el asentamiento definitivo de San Pedro de la Bendita, haya sido repoblado con etnias de otros pueblos indígenas (asoman apellidos comunes de Gualel y San Lucas) e incluso con colonos españoles.

Con todo, esta breve síntesis rescata del olvido que el tiempo ha sepultado, datos importantes sobre el pasado de un Pueblo, cuyo origen se remonta a siglos de existencia y a un documento (Título de Propiedad de 1604) que otorga derechos ancestrales a sus legendarias tierras.

Autor: Cesar Aguirre Torres