No me falte el respeto, no soy cualquier cosa, soy el acusado

Para quienes son seguidores del arte mejicano se podrán dar cuenta que esta frase o título de la presente editorial no es mía, sino de aquel comediante que de chiste en chiste decía muchas verdades, denunciando injusticias sociales y tocando tópicos del día a día como una muestra de rebeldía con los abusos del poder e ignominia del silencio de quienes se aprovechaban del mismo.

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“No me falte el respeto, no soy cualquier cosa, soy el acusado”

Ahora  bien, el motivo de estos comentarios  no son para  nada hacer critica o comentar la edad de oro  del cine mejicano representado por uno de sus máximos exponentes que  a más de uno nos apasiona e interesa, estos comentarios son más  bien para  observar la realidad de la política  ecuatoriana, que no sé  si en  el resto de Latinoamérica seguirá igual  pero que en el transcurrir de la historia tenemos el mismo drama y penumbras  ya que la mayoría de los  países  nacemos del mismo vientre y crecemos con la misma crianza; es decir, somos  hijos casi de la misma conquista y gemelos en los andares  de la independencia, colonialismo, repúblicas, dictaduras, democracias, pseudodemocracias, pseudodictaduras y autoritarismos democráticos apoyados de un   inmenso apoyo popular; claro está,  estos nacientes  de izquierdas y derechas que se intercalan el poder, dejando  a un lado al  pueblo sumido en la desazón de infortunio y desosiego popular.

Considero que la culpa de aquello es de todos quienes  nos hacemos creer que tenemos una ideología sea  de izquierda  o de derecha y cuando nuestros líderes o caudillos  abusan de la democracia del derecho o utilizan la justicia para sus ambiciones de  poder, es ahí cuando nos guardamos en silencio e hipócritamente con ese silencio aplaudimos el abuso democrático de las instituciones públicas, de la politización de la justicia y aplaudimos cuando el acusado es  del bando contrario o fue quienes  refutaron nuestras ideas o maneras de pensar.

En nuestro país el correísmo o quienes seguían y siguen ciegamente lo que dice el mandamás  o más conocido  como el Mashi, aplaudían el insulto de  su líder  al periodismo o el amedrentamiento que ejercía  sobre sus adversarios, jueces y tribunales al punto que se hizo indemnizar   por la justicia  en una demanda por una tarjeta de  crédito usando su poder e influir en una sentencia  y con eso comprarse una casa en el extranjero sacando dineros al exterior  sin pagar un solo centavo de impuestos;  esto aplaudido y celebrado por medio de quienes  consumían la torta  o cantaban y coreaban las canciones  de  Miguel Bosé (yo les llamo la era Boseánica) o quienes  influidos por creer defender una ideología y un objetivo consideran que el fin justicia los medios, dando paso así al abuso, el debilitamiento de las instituciones públicas y por ende la democracia; pero en ese entonces para los que ahora se sienten ofendidos, victimas  y perseguidos nada pasaba, todo estaba  bien y hasta justificábamos dichas arbitrariedades; pero ¡Oh sorpresa!  cambio el tiempo y esas  mismas  mañas, costumbres y abuso se revirtieron; y ahora sí, quienes  se quedan callados  son los del otro bando y quienes se rasgaban los vestiduras del abuso y el infortunio y quienes  en su momento fueron  las victimas  ahora pasan al papel de ser  los abusadores; puesto que no solo se puede ejercer un abuso con actuar, también ese  abuso es alimentado por la  omisión en este  caso el silencio de hacer creer a la colectividad que todo es correcto y basado en hechos legales y democráticos.

Quienes se quedan en silencio muchas de las veces se limitan actuar y alzar su voz porque lamen las migajas del poder que lanzan los abusadores y dejan caer al piso, lamentable  en una sociedad que  se  dice ser democrática y se jacta de tener instituciones independientes y modernas; el hecho de haber  tenido siglos de  monarquía  parece que la democracia es aún una utopía  o en su efecto difícil de digerir  o entender por quienes son electos y elegidos por votación popular para desgracia de nuestros pueblos.

Considero que para escribir y decir lo que uno piensa alejado de dogmas o adoctrinamientos religiosos o ideológicos que afectan a una comunidad, es necesario recordar lo que enseñaba José Martí “La libertad es un derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía”

A pesar de todo aquello “No me falte el respeto, no soy cualquier cosa, soy el acusado”

Marlon Chiriboga Aguirre

A los tiempos….

San José- Catamayo-Loja-Ecuador-El mundo.

19 de septiembre del 2020

#Ecuador…18h10